Vida a bordo

XXVI Campaña Antártica y Campaña Investigación ZEEE

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XXVI Campaña Antártica y Campaña Investigación ZEEE

¡Hola a todos! Gracias por seguir acompañándonos en nuestro vida a bordo!

Soy la Sargento Sara Armas, soy de la isla de Tenerife y este es mi segundo periplo embarcada en este Buque de la Armada.

Después de casi cinco meses realizando la XXVI Campaña Antártica y llenos de satisfacción por el deber cumplido, navegamos de vuelta a casa una semana después de haber salido del puerto de Salvador de Bahía, donde hemos podido desconectar del trabajo y la rutina diaria para disfrutar de la cultura y gastronomía que nos ofrecieron los locales del país.

Mi misión principal a bordo es encargarme de la habitabilidad de los diferentes grupos de científicos y técnicos que embarcan y desembarcan a lo largo de la Campaña en los diferentes puertos y Bases Antárticas donde hemos estado.

Otra tarea es la de Suboficial de Guardia Interior, cuyos cometidos son cerciorarme de la seguridad del personal por el interior y exterior del buque, comprobar que se mantenga la estanqueidad y que se cumpla con los horarios propios del trabajo diario, entre otros.

Por otro lado, colaboro activamente en los proyectos que desempeña el personal científico. Actualmente estamos desarrollando el proyecto PYROWIND y, como Suboficial de Guardia Interior, prestamos apoyo en el manejo de los equipos que permiten a los científicos calar los instrumentos oceanográficos con los que obtienen los datos para sus proyectos de investigación.

Para terminar con mi experiencia y despedirnos con buen sabor de boca, el pasado viernes seis realizamos el tradicional paso del Ecuador, cuya celebración es costumbre en la Armada, y que reeditamos navegando a rumbo norte por encontrarse a bordo personal que no había disfrutado de la celebración el pasado diciembre.

¡Un abrazo muy fuerte a todos!

¡Buenos días! Soy Isabel Sanz Sáez, doctora en Microbiología y participante de la campaña ANTOM-2.

Somos un grupo de veinte científicos que el pasado 18 de enero zarpamos desde Ushuaia rumbo a la Antártida a bordo del “Hespérides” con el objetivo de estudiar el efecto que los contaminantes químicos de origen humano tienen este lugar tan remoto y preciado. Principalmente nos centramos en identificar qué contaminantes se encuentran aquí, en qué cantidad y, sobre todo, el potencial de los microorganismos marinos de la Antártida para degradar dichos contaminantes. Para ello, nuestro día a día en el barco se divide en varias tareas. A primera hora del día, si las condiciones meteorológicas lo permiten, muestreamos agua de mar gracias a un dispositivo llamado roseta el cual consiste en un conjunto de botellas que nos permiten coger agua de diferentes profundidades, llegando a veces hasta los 2.000 m de profundidad. Posteriormente, lanzamos una serie de redes al mar que nos permiten recoger muestras de pláncton marino y microplásticos presentes en el océano y, si es posible, bajamos con una zodiac para recoger agua de la parte más superficial del océano, donde las concentraciones de contaminantes suelen ser más elevadas. Estas tareas son quizás la parte más divertida y a la vez desafiante debido al movimiento del barco, que a veces nos hace difícil la recogida del agua. A su vez las bajas temperaturas del agua (rondando los 0ºC) nos dificultan su recogida pues se nos quedan las manos heladas.

Todas las muestras recogidas son posteriormente procesadas por los diferentes miembros del grupo en los laboratorios a bordo del buque para poder estudiar tanto las concentraciones de los contaminantes de interés en el océano como las interacciones que tienen con los microorganismos (virus, bacterias y fitopláncton) y así ver cómo les afecta o si son capaces de degradarlos. Esto normalmente conlleva largas jornadas de trabajo en los laboratorios.

Pero no todo es trabajo, también disfrutamos del tiempo libre que nos permite asombrarnos de la belleza de este lugar único que debemos proteger y que nos regala avistamientos de ballenas, pingüinos y focas, entre otros.

Esperamos que el trabajo que estamos realizando nos ayude a entender los efectos que tiene la contaminación de origen humano en los ecosistemas marinos remotos como la Antártida, que son un reflejo del estilo de vida de la sociedad actual. ¡Hasta pronto!

Muy buenos días desde el BIO Hespérides a todos los lectores que siguen nuestras singladuras a través de la lectura de esta sección de Vida a Bordo.

Soy el Alférez de Navío Jesús Otero Máiz, natural de Ferrol y destinado desde el pasado verano en el BIO Hespérides. Mi cometido principal a bordo es como Oficial de Seguridad Interior, aunque también desempeño una serie de funciones adicionales, como Oficial de Seguridad de Vuelo, de Medioambiente, Secretario del Sr. Comandante o Comandante de la Brigada de a bordo. Estaré destinado a bordo de este buque un total de dos años, lo que implica dos apasionantes Campañas Antárticas.

He mencionado que mi destino principal es el de Oficial de Seguridad Interior. Como tal, soy el responsable de la seguridad del buque desde el punto de vista de evitar que cualquier accidente, como pudiera ser un incendio o una colisión con un buque o un témpano de hielo, termine causando daños importantes o el hundimiento del buque, con la posible pérdida de vidas de mis compañeros que un incidente así podría suponer. Para ayudarme en esta tarea, tengo la suerte de contar en el destino de Seguridad Interior con tres excelentes profesionales: el Sargento Primero Don Ramón, el Cabo Jonathan y el Marinero Carri. El día a día del destino consiste no sólo en asegurar que se cumplen las medidas de seguridad y que el material de Contraincendios (mangueras, extintores, etc) se encuentran en buen estado, sino especialmente en adiestrar a todo el personal en los procedimientos a llevar a cabo en caso de que ocurra un accidente. Mi equipo y yo empleamos gran parte del tiempo preparando ejercicios en los que se pretenden simular incendios o inundaciones en los diferentes compartimentos del buque y enseñando al resto del personal a reaccionar de la manera más adecuada en cada caso.

Como el resto de los Oficiales de Cuerpo General, monto diariamente mis guardias en el puente de gobierno como Oficial de Guardia. Con mi equipo, soy el encargado de gobernar el Hespérides con seguridad y eficiencia con independencia de las condiciones meteorológicas. Durante la mañana de ayer, tuvimos la suerte de realizar el cruce del Canal de Beagle saliendo del puerto de Ushuaia (Argentina). El Canal no es extremadamente estrecho por lo que la navegación no es particularmente complicada, sin embargo hay que admitir que supone un espectáculo magnífico. El Canal transcurre por una zona despoblada y agreste entre Argentina y Chile y está flanqueado a ambos costados por altísimas montañas nevadas, incluso ahora, durante el verano austral. Sus gélidas aguas están plagadas de la fauna típica de estas latitudes. Es de lo más común avistar manadas de lobos marinos, bandadas de pingüinos o pequeños delfines saltando y jugando junto a nuestro buque. El tránsito del Canal de Beagle dura aproximadamente seis horas, pero no hay un minuto en el que el personal de la dotación o los científicos embarcados no aprovechen para salir a exteriores y maravillarse de semejantes vistas tan diferentes a las que se pueden apreciar en nuestra querida España.

A punto de doblar el Cabo de Hornos, nos adentramos en el que puede ser el mar más peligroso y hostil del mundo, el Mar de Hoces. Afrontamos este reto con ilusión y entusiasmo, ya que estamos a solo dos días de llegar finalmente a nuestro esperado destino: la Antártida.

Saludos a todos desde el buque de Investigación Oceanográfica “Hespérides”.

Soy el Marinero Mario Hernández García, nacido en Las Palmas de Gran Canaria y destinado en el Patrullero de altura “Alborán” (P-62). La misión de mi buque es velar por la seguridad marítima, vigilancia e inspección pesquera, y en él estoy destinado en operaciones y sistemas. Hace varios meses se me presentó la posibilidad de venir comisionado al Buque de Investigación Oceanográfica “Hespérides”, y no dudé ni un segundo en solicitar la comisión para poder participar en la Campaña Antártica.

Aquí, como en todos los barcos, cada puesto de trabajo individual es sumamente importante para el funcionamiento de la Unidad como conjunto. Todos y cada uno de los miembros de la dotación, desde el personal de máquinas, donde mecánicos y electricistas permiten que el barco pueda navegar garantizando la permanente disponibilidad de todos sus servicios, mientras que el personal con puesto en las vigilancias de puente vela 24 horas al día por la seguridad en la navegación. No podemos olvidarnos tampoco de la fundamental labor de nuestros cocineros y todo el personal de aprovisionamiento y habitabilidad.

En lo que a mí respecta, me cuento entre los encargados de mantener la vigilancia y gobierno del buque en el puente de navegación. Además, durante los periodos de trabajos estoy destinado en cubierta, dónde operamos las grúas o pescantes de maniobra del buque y los mantenerlos plenamente operativos. Otra de nuestras misiones es preservar en impecable estado de policía las cubiertas exteriores del “Hespérides” a fin de que sean lo más seguras posibles en cualquier condición atmosférica o marítima. Obviamente no todo son guardias y trabajo, también disponemos de nuestros periodos de descanso y ratos libres. En estos momentos, aprovecho para socializar con mis compañeros en el Hogar de Marinería, ver series o entrenar en el gimnasio del que disponemos a bordo.

Este año ha sido la primera vez que paso las navidades fuera de casa y lejos de los míos. Sin embargo, con mi familia de a bordo he podido disfrutar de un entorno y ambiente muy entrañable, algo que es de agradecer en estas fechas. Para ilustrar el esfuerzo colectivo para poder disfrutar de las mejores navidades posibles, como se han organizado las campanadas a bordo del Hespérides. En Nochebuena me preguntaba cómo íbamos a celebrar la entrada del año nuevo, puesto que no disponemos de señal de televisión en directo y nos encontramos en otra zona horaria del mundo a una hora de mis Canarias (estábamos en huso horario “November”). La implicación de todo el personal para conseguir una grabación de las campanadas desde la Plaza del Sol hizo que este vídeo pudiese estar disponible apenas una un cuarto de hora antes de medianoche. En esta búsqueda no se descartó ninguna alternativa, como celebrar de nuevo la entrada del año 2021 proyectando una grabación de las campanadas de ese año, disponer de un video casero grabado por algunos de nuestros familiares desde casa o incluso emplear la campana de la Cámara de Oficiales para picar los doce golpes cuando despuntase la medianoche. Todas y cada una de las soluciones propuestas se me antojaron muy divertidas, por ver cómo la imaginación se abría paso para buscar alternativas con las que recibir el Año Nuevo de la manera que manda la tradición.

También quiero destacar el cruce del Ecuador, efectuado el pasado domingo 26 de diciembre. Recibimos a bordo al dios Neptuno, representado por el Cabo Primero más antiguo de la dotación, que venía a cobrar tributo por todos aquellos neófitos que aún no han cruzado el Ecuador. Fue una experiencia inolvidable; marineros convertidos en oficiales, oficiales convertidos en marineros... jamás olvidaré ese día y muchos menos al Oficial que confió en mi para cederme sus galones. Una vez bautizados, disfrutamos de un asadero que nos permitió desconectar del trabajo y recobrar fuerzas para afrontar con mayor ánimo los días siguientes.

Hoy, día de Reyes, fondeamos en las proximidades de Mar del Plata como paso previo a recalar en este puerto. Sus Majestades no se olvidaron del buque y dejaron un regalo para cada uno de nosotros, un detalle muy apreciado en estas fechas.

Ya nos queda menos para alcanzar nuestro objetivo: la Antártida. Aunque eso implica un esfuerzo mayor, afronto este reto con mucha fuerza e ilusión.

Muchos saludos desde el buque “Hespérides” de un canario por la Antártida.

Saludos a los que nos acompañan en nuestra travesía con la lectura de este Vida a Bordo.

Soy el Marinero José Tejedor Cabrera, natural de Valencia y destinado en el DETALL del BIO Hespérides, oficina encargada de los trámites burocráticos de la Unidad. Tras meses de intenso trabajo en el Arsenal de Cartagena afronto con ilusión, junto con el resto de mis compañeros, la XXVI Campaña Antártica.

Cada uno de los miembros de la dotación, con la realización de nuestras labores personales, colaboramos en el normal y eficaz funcionamiento del buque como conjunto. En mi caso particular, los principales cometidos que desarrollo diariamente son tres: en primer lugar, las vigilancias en el puente de gobierno con las que se garantiza la seguridad en la navegación y que, en coordinación con los demás puestos de guardia (Máquinas e Interior), el buque se encuentre en permanente disposición para realizar sus tareas. En segundo lugar, soy encargado de la elaboración y distribución de la Orden Diaria, documento por el que el Sr Comandante hace llegar a toda la dotación de todas sus instrucciones, de obligado cumplimiento, y en el que se da publicidad de las actividades que se desarrollarán en los días siguientes. En tercer lugar, desempeño las funciones del marinero de aprovisionamiento, que se encarga de abastecer al resto de destinos de los productos cotidianos (como material de limpieza o de papelería) que tan necesarios son para la vida en un buque.

Pero no todo es trabajo cuando de una campaña tan larga se trata. La madrugada del pasado domingo 26 de diciembre, con la celebración del Día de Navidad todavía reciente, tuvimos el privilegio de alcanzar el Ecuador, línea imaginaria que separa ambos hemisferios. Como es habitual en estas latitudes, recibimos a bordo al dios Neptuno, representado por el Cabo Primero más antiguo de la dotación, y a su séquito, dispuestos a cobrar tributo por todos aquellos neófitos -personas que no han cruzado nunca el Ecuador- que osamos navegar por esas aguas sin someternos voluntariamente a su peculiar ritual del bautismo. Marineros convertidos en Oficiales, ninfas y un agua bautismal de aspecto no muy apetecible, constituían algunos de los elementos del decorado que, por un día, fue el “Hespérides”. Tras sufrir la ira de Neptuno y ser finalmente bautizados, disfrutamos de una barbacoa en Cubierta de Vuelo que nos permitió desconectar del trabajo y recobrar fuerzas para afrontar con mayor ánimo los días siguientes.

Inmersos en esta rutina de trabajo y descanso, alcanzamos la quincena de días en la mar. Todavía en el Océano Atlántico y dejando Brasil a estribor, seguimos restando millas por nuestra proa hasta el próximo puerto: Mar de Plata (Argentina).

Saludos y, ¡hasta pronto!

Soy el Marinero Pablo Manzano Basalo, y estoy destinado en el Servicio de Máquinas del Buque de Investigación Oceanográfica “Hespérides”. Llegué aquí el pasado mes de octubre, este es mi primer destino en la Armada y, por lo tanto, esta es mi primera misión.

Nací en Madrid el 25 de agosto de 2001, pero a los 16 años me mudé a la isla de la Palma. Cuando me decidí a ingresar en la Armada, me despertó un gran interés el “Hespérides”, ya que es el único buque que viaja a la Antártida de la Armada Española.

Dentro del Servicio de Máquinas nos dividimos en cuatro destinos: propulsión, seguridad interior, cargo, y electricidad, dentro del cual estoy encuadrado. Nuestra misión es encargarnos del mantenimiento y la operación de todos los sistemas eléctricos del buque, desde los alternadores que producen la energía que el barco necesita que esta es consumida en los motores propulsores eléctricos, los sistemas de alumbrado o equipos como radares y grúas.

Mi puesto en las guardias de mar que se cubren por turnos cada día es el de ronda, en la Central de Máquinas del buque. Allí se encuentran todos los cuadros y ordenadores del Sistema Integrado de Control de Plataforma (SICP) desde donde se monitorizan y controlan todos los parámetros de las máquinas del buque. El ronda de la vigilancia, tiene por función monitorizar constantemente todos estos sistemas. También tengo por función realizar rondas por la planta de motores generadores de electricidad, para revisar que no se encuentran fugas ni otras incidencias en los cuatro motores diésel ni en los dos motores eléctricos que conforman la planta propulsora.

En estos primeros días de navegación, aunque mi día a día a bordo del Hespérides es ajetreado, durante el tiempo libre del que disponemos tras la vigilancia, aprovechamos para estudiar, hacer deporte y descansar en el Hogar de Marinería con mis compañeros, que es el espacio del que disponemos los marineros para ver la televisión, relajarnos y pasar un buen rato en nuestro tiempo libre.

Desde el “Hespérides” ¡Pasad una muy feliz Navidad!

En nuestra sección de Vida a Bordo trataremos de mostraros cómo es el día a día a bordo de este mítico buque. Os hablaremos de todos los hombres y mujeres que formamos la dotación del “Hespérides” y de muchos de los científicos, técnicos y miembros del Ejército de Tierra que compartan con nosotros esta extraordinaria experiencia. Empezamos con una entrevista al principal artífice de esta sección, el Alférez de Navío Pelayo Giménez Baizán. Pero dejemos que sea él quien os introduzca en este apasionante capítulo de nuestra Vida a Bordo:

Soy el Alférez de Navío Pelayo Giménez Baizán, tengo 25 años y soy de Oviedo. Desde el pasado 18 de agosto soy el Oficial de Electrónica e Información Pública del “Hespérides”. Desde el pasado día 16, que salimos de nuestra base en Cartagena en demanda de Mar del Plata para comenzar la XXVI Campaña Antártica mi día a día a bordo puede sintetizarse en dos tareas, las vigilancias como Oficial de Guardia en Puente y la preparación de la derrota, manteniendo una atención vigilante a la meteorología reinante en estas aguas.

Estos días iniciales de esta Campaña Antártica, la primera para mí, la principal tarea en que me empeño es en conocer de manera profunda el barco ya que, según cuentan los miembros de la dotación con más experiencia a sus espaldas, la Antártida es un continente bonito y traicionero. Durante estos días estamos experimentando justo lo contrario; como hace más calor cada día según nos acercamos al Ecuador. Hoy hemos cruzado entre Gran Canaria y Tenerife con el termómetro por encima de los 20ºC. No es el clima navideño al que estamos acostumbrados en la Península, pero el verano austral hacia el que nos encaminamos tampoco tiene mucho de verano.

Por lo pronto, continuamos nuestra travesía en demanda del puerto argentino de Mar del Plata. ¡Hasta pronto!

    

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