Vida a bordo

XCIII-Crucero de Instrucción.- Buque Escuela 'Juan Sebastián de Elcano'

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XCIII Crucero de Instrucción.- Buque Escuela 'Juan Sebastián de Elcano'
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XCIII Crucero de Instrucción.- Buque Escuela 'Juan Sebastián de Elcano'

En tal día como hoy, continuamos navegando en demanda de las Maldivas, a rumbo directo y palo seco. Nuestro fondeo en estas islas está previsto con motivo de las elecciones en la Comunidad de Madrid. Los madrileños de la dotación podrán ejercer su derecho a voto, ya que una persona enviada desde España embarcará con las papeletas y se llevará a cabo el procedimiento de votación. Debido al Covid, las medidas sanitarias para evitar un contagio son muy exigentes, por lo que en todo momento está previsto el uso de mascarillas mientras esté a bordo esta persona, y se debe respetar la distancia de seguridad. La dotación es consciente de que el éxito de la misión consiste en completar la Vuelta al Mundo conmemorando el V Centenario de la Primera Circunnavegación a la Tierra, y hacerlo manteniendo el barco libre de Covid.

Comienza el domingo de la mejor manera posible, con unos churros de canela y un chocolate caliente. A mitad de la mañana, como es normal, hemos asistido a Misa en el Alcázar, zona habitual de esparcimiento de los guardiamarinas. A la hora de la comida, pudimos disfrutar de una consistente fideuá y un delicioso solomillo. Al ser festivo, cada uno de nosotros ha aprovechado la tarde como ha querido, haciendo deporte, estudiando, adelantando trabajos, preparando conferencias, llamando a sus seres más queridos etc. Como la actividad de la semana es frenética, los Guardiamarinas aprovechamos el fin de semana para descansar y adelantar las obligaciones de la siguiente semana. Con una buena organización del trabajo propio, las horas del día se aprovechan de forma eficiente y esto supone ganar en calidad de formación, tanto técnica como en valores.

Durante gran parte de esta navegación en el Océano Índico nos hemos vistos obligados a ayudarnos del motor debido a esos vientos flojitos o ventolinas propios de esta época del año. Solo algunos, en el que el viento ha arreciado un poco, hemos podido navegar a vela y llevar a cabo ciertas viradas por redondo para la formación de los Guardiamarinas. Durante las maniobras generales, toda la dotación se implica para sacar el máximo rendimiento al velamen y de esta forma contribuir a la formación marinera de los Guardiamarinas. El estrecho contacto que hay en las maniobras entre los alumnos y la dotación, también supone una oportunidad única para vivir en primera persona lo que significa compañerismo, trabajo en equipo, esfuerzo y disciplina. El poder navegar por todos los mares y océanos, cada uno de ellos con sus características y peculiaridades, hacen de esta undécima Vuelta al Mundo una experiencia inolvidable.

Los Guardiamarinas seguimos un régimen de 6 vigilancias en el que vamos rotando por todos los puestos de responsabilidad para aprender las obligaciones y quehaceres de cada uno de ellos. En el “vida a bordo” de hoy, me gustaría explicar la guardia de interior, que tiene una importancia capital ya que garantiza el orden interior y el ritmo de vida de la dotación. La guardia interior se lleva a cabo, fundamentalmente, en las tres cubiertas interiores del buque, en donde se encuentran los alojamientos de la dotación, las cámaras frigoríficas, despensa o la lavandería.

En este sentido, es nuestra obligación bajar a la despensa y frigoríficas con los despenseros para subir a la cocina la comida fresca y congelada que se necesita ese día. Para entrar en la frigorífica, tenemos que ponernos un abrigo especial, ya que tenemos que entrar en un compartimento en donde la temperatura es 15 grados bajo cero. En la despensa, a veces hay que subir sacos de harina de 50 kilos, con la dificultad que ello conlleva a la hora de moverse por las pronunciadas escalas del buque. En estos cometidos, ya vislumbramos lo difícil que es calcular las cantidades de alimentos necesarios para elaborar los menús diarios de las 230 personas que conformamos la dotación.

También, pasamos por la lavandería en donde todas las lavadoras y secadoras no dejan de funcionar durante 24 horas al día. Hay dos lavanderos con dedicación exclusiva, uno en el turno diario y otro en el nocturno, que se esmeran con ahínco para entregar la ropa lavada, doblada y en su caso planchada, y sin que se pierda o descontrole ninguna prenda.

También llama la atención, cuando levantamos el fondeo, el arduo trabajo que se lleva a cabo en la caja de cadenas, en donde dos marineros tienen que ir adujando la cadena del ancla según la vamos elevando en un ambiente demandante por el calor y el enorme esfuerzo que hay que realizar para mover los eslabones de la cantidad.

Además, se presta especial atención a la Seguridad Interior del buque, realizando continuas rondas para asegurar que se cumple la correcta estanqueidad. Además, se presta especial atención en localizar pérdidas de fluidos en tuberías, calentamientos anormales en cuadros eléctricos, chisporroteos en cables, etc. En definitiva, se vigila que el funcionamiento por debajo de la cubierta principal es el correcto. Una gran cantidad de sistemas principales y auxiliares de vital importancia deben funcionar de forma óptima, y en esta guardia se vela para que así sea.

La guardia de interior nos permite tomar conciencia de muchos trabajos que se llevan a cabo a bordo que son fundamentales, pero que no tienen tanta visibilidad. Ello nos hace sentirnos orgullosos de pertenecer a la dotación de un buque de la Armada.

Además de lo anterior, siempre que hay alguna oportunidad formativa (mantenimiento en motores, limpieza de tanques, reparación de velas, organización de la despensa, planificación de la derrota, navegación costera etc.) los Guardiamarinas somos participes y protagonistas de dichas actividades para el mejor aprovechamiento de este Crucero de Instrucción.

ADIESTRAMIENTO


Amanece de nuevo en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano, actualmente nos encontramos navegando por los mares interiores de Indonesia. Concretamente, estamos cruzando el Estrecho de Macasar, el cual conecta el Mar de Célebes con el Mar de Java, siguiendo nuestra derrota en demanda del puerto de Yakarta.

La navegación por estas aguas interiores, si bien reducen las posibilidades de navegar exclusivamente a vela, ofrece muy buenas oportunidades de formación en la navegación costera en aguas con una alta densidad de tráfico mercante, pesquero y buques del tipo “ferry” llevando pasajeros entre las múltiples islas.

En esta situación, la seguridad en la navegación exige trazar una derrota para el buque de forma concienzuda, en la que se tenga en cuenta las corrientes condicionadas por los efectos orográficos de las islas, vientos predominantes, los bajos que podrían ocasionar una vía de agua en el buque en caso de colisión y que son muy numerosos en esta zona. Para posicionar el buque en las cartas de navegación, utilizamos puntos notables de costa. Como medida adicional de seguridad, cada vez que nos situamos, comprobamos que la profundidad que nos mide el sondador de a bordo coincide con la sonda que viene marcada en la carta de navegación.

Las guardias en el puente de gobierno del buque son muy exigentes, ya que tenemos que intensificar la exploración visual y radar para identificar los numerosos buques de diferente tipo que navegan en estas aguas. Los buques más fáciles de controlar son los mercantes ya que suelen navegar de forma ordenada, y son fácilmente detectables tanto de día como de noche. Sin embargo, hay una elevada cantidad de pesqueros de pequeño porte que suelen tener un comportamiento errático. Por su pequeño tamaño, son difíciles de ver, tanto de día como de noche, y no siempre aparecen en la pantalla de nuestro radar. También es frecuente la presencia de buques remolcando plataformas de diferentes cargas como transporte de cabotaje entre islas y para llevar material a las plataformas petrolíferas y de buques tipo “ferry” entre las islas.

Además en esta zona son frecuentes los chubascos intensos que reducen la visibilidad lo que dificulta el desafío de tener la situación de superficie clara. En estos casos, adoptamos medidas adicionales como es el posicionamiento de más serviolas, reducimos la velocidad de avance, activamos señales fónicas para hacer ver nuestra presencia y mejoramos la estanqueidad del buque por debajo de la línea de flotación para aumentar su supervivencia en caso de colisión.

Por  lo demás, las guardias continúan sin cesar, la cubierta, como siempre, es un frenesí. Desde el momento en el que el guardiamarina encargado recibe la novedad de su personal, la maquinaria que se encarga del correcto funcionamiento y uso de todo el material que se dispone en la cubierta empieza a funcionar. En primer lugar se reciben novedades de lo sucedido en las guardias anteriores, de tal manera que la situación de la cubierta este siempre bajo control, a continuación se pasa una ronda general para conocer la situación de la cubierta desde el principio de la guardia y tenerla clara en todo momento, además pasarán rondas continuas donde comprobará que todo sigue sin novedad. Así mismo se reparten las funciones principales que cubrirá el personal en caso de emergencia, de tal forma que estas, en caso de producirse, se puedan solventar de la manera más fácil y eficiente posible. Y al mismo tiempo se planifican todos los trabajos que deberán hacerse en cubierta para el correcto mantenimiento de la misma. Pero nunca podemos olvidar que la guardia de cubierta está supeditada a las instrucciones recibidas de la guardia de puente. En ese sentido, tenemos que responder con celeridad y seguridad a sus indicaciones.

A  bordo el ambiente se mantiene sereno, estos últimos días que hemos navegado en aguas de Filipinas e Indonesia hemos tenido la suerte de observar unos paisajes que parecían sacados de películas, lo que sumado al cariño recibido por parte de los habitantes de estas islas hace de este momento algo excepcional. Pensándolo bien, realmente no nos damos cuenta de la situación en la que nos encontramos, realizando una vuelta al mundo, que hace no mucho, parecía una empresa imposible.

La llegada de la Semana Santa ha hecho florecer en todos un rayo de felicidad. Una gran parte de la dotación ha estado involucrada en la preparación de los diferentes actos religiosos que hemos celebrado a bordo. La unidad de música nos ofreció un excelente concierto de música propia de la Semana Santa, y personal voluntario de la dotación estuvieron dos largas noches elaborando primero el pan y luego las torrijas propias de esta época. Todo ello nos ha acercado a las sensaciones y sabores de España en estas fechas, así como a nuestros seres queridos que cada vez echamos más de menos.

Personalmente  me siento un afortunado de poder estar donde estoy, vivir estas experiencias y poder escribir estas palabras, ya que a pesar de las circunstancias, esto que estamos viviendo es algo realmente único y bonito. Y si algo bueno he aprendido, es que estas cosas hay que disfrutarlas y aprovechar el momento, porque, cuantas veces nos habremos lamentado sin saber que realmente la vida nos estaba haciendo un regalo.

                                                                                              GM1 GARCIA VALERA

VaB JSE 28 MARZO


Vida a bordo del 27 al 28 de marzo de 2021

Mucha gente se preguntará qué hace el buque escuela Juan Sebastián Elcano dando una vuelta al mundo mientras nos encontramos en una pandemia sanitaria con un final todavía incierto, y con su tripulación sin bajar a puerto. Pues bien, está conmemorando nada más y nada menos que el 500 aniversario de la 1ª vuelta al mundo llevada a cabo por Magallanes y finalizada por Juan Sebastián Elcano. Somos el único país capaz de honrar tal proeza y por ello, aunque las circunstancias sean totalmente adversas, tenemos la obligación de cumplir la misión pasando por las mismas aguas que hace 500 años fueron navegadas por aquella tripulación que partió desde Sanlúcar de Barrameda en busca de las Molucas por el oeste, con la intención de descubrir una nueva ruta comercial para el Reino de España, regresando únicamente 18 marinos de los 239 que iniciaron la mayor gesta de la historia marítima.


Justamente hoy, 27 de marzo de 2021, hemos llegado a las costas de las Molucas. En torno a las 0800 de la mañana se avistaron las islas, con el posterior embarque del práctico para realizar pasadas por las costas de la isla de Tidore con la población saludándonos mientras celebraban nuestra llegada. Además, recibimos a la embarcación del Sultán, con todos los guardiamarinas formados en los tranvías, mientras nos daba pasadas y hacía fotografías.


Sin embargo, aunque estemos emocionados por la llegada a un lugar que ha sido tan preciado por la humanidad y la bienvenida recibida, las guardias de mar continúan con normalidad. Una de las más importantes actualmente es la guardia de derrota. Debido a la complejidad de la costa y los continuos bajos y arrecifes que rodean las islas, es primordial la creación de una derrota clara y segura. Para ello, se apoyan en la información proporcionada por la guardia de meteorología, se corrige la giroscópica y se sitúan por estima con observaciones al Sol y estrellas. Además, se realizan diariamente briefings matutinos y vespertinos al Sr. Comandante para mantenerle informado en todo momento de la situación en la que nos encontramos, a la vez que la derrota a seguir se va revisando y actualizando.


Haciendo un poco de referencia a la vida a bordo, es necesario destacar la visualización del Telecano (video creado por los guardiamarinas donde se graban imitando a diferentes miembros de la dotación) realizada en la tarde del día 26. Para ello, ese día organizamos una cena en cubierta en donde participa toda la dotación. Y al finalizar, se proyecta el “Telecano” en una gran pantalla que a modo sala de cine se instala en el alcázar del buque. Es algo que todo el mundo espera con ansias ya que todos nos reímos de nosotros mismos liberando mucha tensión y rompiendo con la rutina. Siendo en estos momentos donde nos damos cuenta del tiempo embarcado, las experiencias vividas y lo aprendido de ellas, sin olvidar las relaciones personales creadas que durarán para toda la vida.


Para finalizar, me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre el hecho de estar inmersos en esta singladura tan especial. En primer lugar, por el hecho que conmemora ya que es un honor formar parte de él, aportando nuestro granito de arena a la historia de España, y en segundo lugar la pandemia, provocando el confinamiento de la dotación en el buque durante toda la travesía evitando así cualquier contagio de coronavirus. Esto está ocasionando que en determinados momentos la moral decaiga, aunque teniendo en mente que esta experiencia es única, hay que disfrutarla al máximo para que una vez nos reencontremos con nuestras familias y amigos les podamos contar las aventuras vividas.

 

GM 1º HIDALGO SERRANO, PEDRO FRANCISCO

Documento sin título

Vida a bordo del 7 de marzo de 2021


Soy el Guardiamarina de Primero Francisco Antón que embarqué a bordo del Buque-Escuela de la Armada “Juan Sebastián de Elcano” el pasado 6 de diciembre en el puerto de Guayaquil para completar mi periodo formativo como futuro Oficial de la Armada, dentro del XCIII Crucero de Instrucción que está llevando a cabo el buque y que contempla dar la vuelta al mundo para conmemorar el V Centenario de la Primera Circunnavegación a la Tierra.


Después de llevar a bordo 3 meses y de haber cruzado el Océano Pacífico navegando exclusivamente a vela siguiendo la misma derrota utilizada por los navíos españoles del “Galeón de Manila”, hemos comenzado en el ámbito docente una fase más apasionante en donde los guardiamarinas estamos llamados a desempeñar cometidos de mayor responsabilidad. En este sentido, voy a compartir con ustedes mi experiencia cuando actuó como Oficial de Guardia en el Puente.


El Oficial de Guardia en el Puente del “Juan Sebastián de Elcano” es un puesto de enorme responsabilidad ya que tiene que garantizar la seguridad de la navegación y la seguridad interior del buque. Ante cualquier imprevisto, tal como la caída de un hombre al agua, un incendio, una vía de agua, un arrecie imprevisto del viento, etc… hay que reaccionar con celeridad con unas medidas iniciales que minimicen las posibles consecuencias catastróficas que pudieran derivarse del imprevisto.


Como Oficial de Guardia en el Puente, debo demostrar un conocimiento completo de la derrota que el buque tiene que navegar y de las variables meteorológicas que le afectan, fundamentalmente el viento, la corriente, el estado de la mar y la visibilidad. Ello me permitirá decidir cuál es el aparejo más adecuado, es decir cuáles son las velas que más velocidad y estabilidad pueden aportar al buque y cómo las tengo que posicionar para sacar su máximo partido. Eso lo haría dando las órdenes oportunas al personal del servicio de maniobra del buque que en este momento está de guardia. Si la actuación que hubiera que hacer superara las capacidades del personal de guardia, entonces establecería la situación de “Maniobra General” que implica una activación rápida de toda la dotación. Esto sucede cuando hay que actuar sobre un elevado número de velas de forma simultánea como es el caso de las viradas del buque.


Como Oficial de Guardia en el Puente, también tengo que poseer un completo conocimiento de lo que ocurre alrededor del buque, aproximadamente en un círculo de 20 millas. Para ello, lo mejor son los prismáticos ya que la vista del Oficial de Guardia es el mejor sensor del buque. Con los prismáticos realizó frecuentes exploraciones visuales del horizonte, y cuando detecto un buque, bien de día interpretando su aspecto o de noche interpretando sus luces de navegación, calculo sus datos cinemáticos, es decir a que distancia se encuentra, su velocidad y su rumbo. Con ello, y a la vista de que lo dicta el Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes en la Mar, tomo la decisión, si fuera el caso, de cambiar de rumbo o de velocidad para evitar una colisión o una excesiva aproximación. En este sentido, los buques más complicados de gobernar son los pesqueros, ya que cuando están faenando suelen tener un comportamiento muy errático. Además, son de menor porte que los buques mercantes, por lo que son más difíciles de detectar. En definitiva, no hay margen para relajar la exploración visual.


Además de los prismáticos, en el puente tengo unas ayudas a la navegación que la tecnología ha puesto a mi alcance y que son muy útiles para tener una visión más completa de lo que está aconteciendo alrededor del buque. Entre estas ayudas, destaco los radares de navegación que son especialmente útiles cuando se ha reducido la visibilidad, las consolas de navegación con la cartografía digital que, además de presentar la derrota que vamos haciendo, posiciona y nos da una completa información de todos los buque que navegan en las inmediaciones al recibir una señal radio que todos los buques emiten llamada AIS (Sistema de identificación automático en sus siglas en inglés). Cuando navegamos por aguas cercanas a la costa, los sondadores nos permiten conocer con exactitud la profundidad que hay debajo de la quilla. Y también en el puente disponemos de equipos de comunicaciones por radio por si tuviéramos que utilizarlos para aclarar las confusas maniobras que pudiera estar llevando a cabo un buque. Todo ello, me permite garantizar la seguridad de la navegación.


Cuando estoy de guardia en el puente del “Juan Sebastián de Elcano”, me acompaña un Oficial que actúa por veto si realizara alguna maniobra comprometida para la seguridad, y dos marineros, uno responsable de todos los registros que hay que llevar a cabo y un timonel. Somos un equipo perfectamente sincronizado y muy mentalizado con la importancia que tiene nuestro trabajo.


Lo que estoy aprendiendo estos días, es que un Oficial de Guardia en el Puente de un buque de la Armada tiene que tener amplios conocimientos de navegación, maniobra y meteorología. Pero eso no es suficiente; debe tener mucha serenidad para actuar en situaciones complicadas y sobre todo mucho sentido común y prudencia.


Vida a bordo del 14 al 15 de enero 2021

Hoy es viernes 15 de enero, son las dos de la mañana y en el momento de escribir estas líneas navegamos con rumbo oeste cuarta al noroeste en demanda del puerto de Pearl Harbor, en la isla hawaiana de Honolulu. Los alisios nos acompañan desde que nos adentramos en el océano y ahora mismo sopla un nornordeste fresquito por la aleta de estribor mientras la marejada sumerge de cuando en cuando los portillos de la cámara de guardiamarinas bajo las cálidas aguas del Pacífico.

Llevamos ya 15 días en la mar, desde que el día 1 de enero diésemos la bienvenida al nuevo año largando amarras del soleado puerto mexicano de Manzanillo. Cuando aquel día veíamos desaparecer la costa americana en el horizonte teníamos aún muchas millas por la proa hasta nuestro destino. Para los guardiamarinas adentrarnos en el Pacífico significaba volver a ver los días escaparse entre clases, guardias, conferencias y maniobras. Y, sin embargo, para nosotros esta navegación tiene, por así decirlo, algo de aventura. Cuando nos levantamos cada mañana, o cada noche si así lo exige la guardia, y llegamos al puente, al pie de la jarcia, al cuarto de derrota o a la cámara de máquinas nos mueve un auténtico deseo de descubrir cosas nuevas, de vivir experiencias que pocos hayan podido vivir y poder volver a casa con algo que contar. Cuando nos adentramos en la inmensidad del océano entramos en un mundo para nosotros tan desconocido como lo fue para Magallanes hace cinco siglos, un mundo que solo conocíamos trazado en el papel de una carta náutica pero que ahora se abre por ambas bandas hasta el horizonte. Alejarse de tierra para cruzar un océano lejano impulsados por el viento, tantas millas y tanto tiempo, es para nosotros, en cierta forma, una forma de desafío y, sobre todo, una experiencia que rara vez podremos volver a vivir.

Pero no solo el mundo que queda fuera de la borda nos es desconocido. Cuando uno pisa por primera vez esta cubierta como guardiamarina, la cantidad de cosas por aprender es abrumadora. Cada vela, cada palo, cada escala y cada cubierta son para nosotros territorio inexplorado, un mundo nuevo y fascinante en el que uno no puede dejar de sentirse como aquellos hombres que se lanzaron a descubrir el mundo, empujados por las velas de sus naves. Y por si todo ello no fuera suficiente, un barco en el mar es un organismo vivo, que sorprende a cada rato: los cabos faltan, el viento rola, las velas se izan y cargan, el mar se encalma, la derrota cambia… Los retos de cada día, aunque parezcan los mismos, son distintos a los del anterior: el rumbo que ayer era idóneo hoy ya no lo es, el velamen que nos impulsaba está ahora flameando y el mercante que se alejaba por el horizonte está ahora acercándose. El cambio es inherente al mar, y ello no es sino un aliciente para adentrarse más y más en él, sabiendo que siempre habrá algo nuevo detrás del horizonte.

Al adentrarse en esta inmensa masa azul, al reducir el mundo a unos pocos metros de madera y metal rodeados por millas y millas de agua, todas las historias narradas por los primeros exploradores que surcaron el océano parecen ahora muy reales, y en un barco como este difícilmente puede uno no ponerse en la piel de aquellos marinos que, al mando de hombres y barcos, acometieron aquellas aventuras que ahora nosotros conmemoramos.

GM1 Nieto Díaz-Robles

Documento sin título

Vida a bordo, 4 de enero de 2021

Se cumple el tercer día de navegación desde que el primer día del año dejáramos Manzanillo. Se terminan las navidades y dejando la nostalgia atrás de lo que supone para muchos de nosotros pasar estas fechas tan señaladas fuera de nuestro hogar, tenemos que volver al trabajo en la mar, ya que por la proa nos esperan 25 días más de navegación hasta la llegada al siguiente puerto.

Con los primeros rayos de sol, los más valientes aprovechan para hacer deporte. Sin embargo, al ser domingo la diana a bordo se puede prolongar, aquí surge el primer dilema del día, ya que de desayuno hay los famosos churros que solo se pueden disfrutar los domingos, aunque son pocos los que se levantan para disfrutarlos, duran bastante poco en la bandeja… En mi caso y los de mi vigilancia nos los comimos, ya que estábamos salientes de guardia y no podíamos dejar escapar esa oportunidad. Una vez terminamos, iniciamos un debate sobre si nos levantaríamos para los churros el próximo domingo.

Al ser festivo, no tenemos clase y durante el día solo tenemos el compromiso de montar guardia, por lo que el día, al igual que cualquier festivo, transcurre de manera tranquila.

Como primer acto horario, aunque de manera voluntaria, tiene lugar a las 1100 el Santo Sacrificio de la Misa en cubierta. Después muchos aprovechan para hacer deporte y justo después ir a comer. Al finalizar la comida, los que fueron más madrugadores, en su mayoría, se fueron a dormir la siesta, mientras los que se despertaron más tarde tratan de recuperar la mañana perdida. De esta manera, transcurre una tarde tranquila de domingo, dónde la gente, además de estudiar también aprovecha para ver películas, incluso algunos juegan algún que otro partido al FIFA en parejas o un mus. Además la primera vigilancia aprovechó que estaban todos francos por la tarde para seguir grabando su “telecano” en cubierta.

Tras la cena, algunos se fueron a hacer deporte, quizás porque suele haber menos gente o simplemente porque se les echó el tiempo encima, aunque por norma general, la idea de la gran mayoría, especialmente los que tienen que montar media o alba, es ir a descansar cuanto antes, ya que al día siguiente, como cada lunes, comenzamos la semana.

Al comenzar la semana, el ritmo de la actividad a bordo aumenta sustancialmente, y los guardiamarinas no disponemos de un minuto libre. La actividad es frenética y el tiempo pasa volando entre clases, estudios, guardias, observaciones astronómicas, faenas marineras incluyendo maniobras generales para adecuar el aparejo a los vientos reinantes, etc…

La comida y la cena suponen un paréntesis de relajación en esta actividad diaria tan intensa. Y para finalizar el día uno de los actos más esperados es el concierto diario de la unidad de música. El concierto de los lunes es especial ya que se entrega una foto de regalo personalizada y dedicada a cada uno de los miembros de la dotación que la semana anterior ha celebrado su cumpleaños. Es un magnífico recuerdo para que no se olviden del cumpleaños que celebraron en la mar, rodeados del cariño de toda la dotación.

Con esto, termina una semana más a bordo del B/E J.S. Elcano, comenzamos una nueva semana, con las mismas ganas e ilusión que el primer día.

GM1 Martínez Malagón.

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Vida a bordo, 20 de diciembre de 2020



Hoy ha sido un día bastante especial. Hemos tenido el concurso de Belenes entre las diferentes brigadas que componen el buque. Cabe destacar que este es nuestro primer acontecimiento navideño y que a partir de ahora vamos a tener varios de este tipo. Sin ningún tipo de duda, el belén expuesto en la cámara de guardiamarinas va a ser el ganador. Las risas por el Belén viviente se podían escuchar en todo el barco.

A mediodía, la dotación del barco hemos podido disfrutar del coro navideño que ha cantado villancicos para todos. Después de comer, el día ha vuelto a su orden normal y la navegación ha sido tranquila.

Por otro lado, hemos recibido la noticia de que en el puerto de Manzanillo vamos a poder utilizar diferentes instalaciones en exclusividad para respetar las lógicas medidas anti-COVID. Todo el mundo ha recibido esta noticia con mucha alegría y ya se están formando los primeros equipos de fútbol y preparando los distintos planes que vamos a poder hacer allí.

El curso académico que tenemos que superar a bordo es muy intenso. Ya hemos empezado con las clases teóricas, conferencias, seminarios, prácticas, maniobras generales para conocer en profundidad el comportamiento y operación de todas y cada una de las velas.

Las guardias que realizamos son parte esencial del crucero. Durante dos semanas, hemos realizado una fase de adaptación que básicamente nos permite rotar por todos los puestos en los que tendremos que realizar nuestras guardias durante todo el crucero para familiarizarnos con los cometidos y obligaciones.

Las guardias más interesantes son la de oficial de guardia en el puente que garantiza la navegación segura del buque, la guardia de meteorología que estudia las previsiones meteorológicas y trabaja de forma coordinada con la guardia de navegación para recomendar al Comandante la mejor derrota para navegar con seguridad, y con vientos portantes que nos permita navegar el mayor tiempo posible exclusivamente a vela.

La guardia en la central de energía y propulsión del buque es también de gran importancia y responsabilidad ya que tiene el cometido de monitorizar en tiempo real las plantas propulsora y eléctrica, así como los principales sistemas auxiliares para que en caso de mal funcionamiento actuar con celeridad y evitar que pueda haber una avería catastrófica, o un incendio o una vía de agua que pueda poner en peligro la seguridad del buque.

Finalmente la guardia de cubierta te obliga a estar muy pendiente de todo el aparejo para largar o cargar velas y posicionarlas adecuadamente en función del viento relativo.

Mañana lunes 21 de diciembre, comienza la fase de aprendizaje donde tendremos una mayor continuidad en nuestros puestos de guardia y comenzará a ser evaluable nuestra actuación. Es decir, a partir de ahora los diferentes grupos específicos de guardiamarinas vamos a montar una misma guardia durante un tiempo más prolongado. Gracias a esto, vamos a ser capaces de aprender mucho más de cada guardia y desenvolvernos mejor en las diferentes situaciones que nos podemos encontrar durante las mismas.



- GM1º PEÑUELAS ROMERO

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Vida a bordo, 13 de diciembre de 2020


Mi nombre es Fernando García y soy el Segundo Comandante del B/E "Juan Sebastián de Elcano" desde agosto de 2019. Estoy casado y tengo tres hijos de 20, 17 (casi 18) y 13 años.


La vuelta al mundo que estamos realizando este año es mi segundo crucero como Segundo Comandante y mi segunda vuelta al mundo, ya que hice un viaje muy parecido, aunque algo más corto, en 1992/93 cuando era guardiamarina.


Mi función a bordo, como principal colaborador del Sr. Comandante, es coordinar todos los destinos y servicios del buque, velar por la seguridad del personal y el material, y por el ánimo y moral de la dotación, nuestro mayor activo. Como curiosidad, decir que en los buques ingleses el Segundo Comandante se denomina Oficial Ejecutivo (Executive Officer, XO) ya que es quien, a bordo de los buques, transforma las directrices y prioridades del Comandante en las órdenes y medidas necesarias para su ejecución y control. 


El "Juan Sebastián de Elcano" es como una pequeña ciudad, donde cada uno tiene su función, y hay que realizarlas todas de forma ordenada y eficiente dada la escasez de espacios y recursos. A bordo hay personal de maniobra que, con cuidado y esmero, maneja el aparejo, las velas y cabuyería, y aprovechando los vientos siempre que sea posible, saca el mejor partido de la navegación a vela. Esto requiere de gran pericia y precisión, con los gavieros trabajando en situación muy arriesgada, pero segura, a 50 metros de altura en los cuatro palos del barco. La derrota o ruta que hace el barco la dirige el destino de puente, que determina el mejor rumbo a seguir de un puerto a otro, buscando el viento que, día a día, hincha nuestro velamen. Las comunicaciones son fundamentales también, y disponemos de personal muy cualificado que maneja el sistema satélite y da servicio tanto a los asuntos operativos y administrativos, como para permitir la comunicación con nuestras familias y seres queridos desde nuestros propios terminales móviles, algo esencial para la moral y buen ánimo en este largo crucero.


Por su parte, el servicio de energía y propulsión nos proporciona la energía eléctrica, el agua potable, la propulsión a motor cuando no hay viento o es desfavorable y, no menos importante, el tratamiento de las basuras y las aguas residuales, factores esenciales para proteger el medio ambiente. El servicio de aprovisionamiento es el que se encarga de todos los asuntos logísticos, de preparar desayunos, comidas y cenas equilibrados y sabrosos cada día para las 236 personas que vivimos en este pequeño espacio, así como de elaborar pan fresco cada noche, que disfrutamos por la mañana, de lavar la ropa, de gestionar la adquisición en cada puerto de los víveres y materiales necesarios para el día a día y para las posibles reparaciones que haya que realizar. Disponemos de un servicio de sanidad compuesto por 3 médicos, un enfermero y un sanitario que velan por la salud de la dotación, y de un carpintero y un peluquero, también trabajos muy importantes a bordo.


En resumen, en el "Juan Sebastián de Elcano", que permanece larguísimos periodos en la mar, donde no hay ningún apoyo exterior, todas las personas son necesarias, y cada una tiene una importante tarea que hacer.


Estas capacidades, y muchas más que no he recogido en este breve artículo, porque lo haría extensísimo, son las que dan vida al barco, que sin ellas, sería un ente vacío y triste. Y todas las personas aportan ese granito de arena y reman a una, explotando al máximo el trabajo en equipo que nos hace más fuertes a cada uno, y a todos, lo que nos permite enfrentarnos juntos y unidos a cualquier adversidad, y disfrutar también juntos y unidos, de muchos y buenos momentos. 


Hay otros dos aspectos muy importantes que no he mencionado aún: la formación de los guardiamarinas, de la que cada uno a nuestro nivel, con el ejemplo y trabajo diario, y todos en conjunto, somos responsables, y el ocio y bienestar de la dotación. La dotación, que carece de intimidad y comodidades, necesita oportunidades de esparcimiento dentro de las limitadas posibilidades que ofrece un espacio tan pequeño. Y para esta tarea tengo a mi disposición un equipo de personas voluntarias que programa y desarrolla actividades de ocio como competiciones deportivas, de juegos de mesa, bingos, películas y lluvias de estrellas, por ejemplo, que buscan romper la rutina y monotonía en la que pueden convertirse las navegaciones, evitando que las personas caigamos en las garras del tedio.


Todas las actividades a bordo son posibles gracias al profundo compromiso de la dotación con España, con la Armada, con el buque, con la misión encomendada y consigo mismo y sus compañeros.


En este largo viaje alrededor del mundo, conmemorando el V Centenario de la primera circunnavegación, los que estamos a bordo del buque que orgullosamente lleva el nombre del navegante vasco que por primera vez navegó la redondez de la tierra, tenemos una enorme suerte y una gran responsabilidad: la suerte de que la Armada y la vida nos hayan puesto a prueba, para demostrar que en el siglo XXI la esencia del navegar, las dificultades y calamidades a las que en la vida en la mar siempre están sujetos los marinos, las podemos superar haciendo uso de las virtudes de los marinos a lo largo de la Historia, en especial paciencia y templanza. Y la responsabilidad de demostrar al mundo, de nuevo, lo que los españoles somos capaces de hacer, y mientras otras naciones han cancelado o aplazado viajes similares, España lo mantiene, emulando la gran gesta completada hace ahora 500 años.


Y tengo la plena confianza, porque conozco a los hombres y mujeres de la dotación, de que cuando dentro de unos meses finalicemos este largo crucero, apoyándonos entre todos, habremos ganado, cada uno para sí mismo, y todos en conjunto, en fortaleza y tenacidad. No será fácil, pero estamos preparados. Las Ordenanzas de las Fuerzas Armadas nos exigen a los militares el deseo de ser empleados en las situaciones de mayor riesgo y fatiga, y quizás sea esta nuestra ocasión, la de las 236 personas que estamos a bordo, para enfrentarnos a circunstancias extraordinarias, en un viaje sin precedentes recientes dadas las circunstancias, pero que, con entusiasmo, ilusión y vocación militar y marinera, culminaremos con éxito.


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Vida a bordo, 16 de noviembre de 2020


Mi nombre es Juan Carlos Almeida y tengo 26 años. Soy marinero del JSE y vengo de un pueblo gallego de la provincia de Pontevedra llamado Campelo. Este es mi cuarto crucero de instrucción y disfruto mucho de mi trabajo como maniobra.


Mi destino es el que se encarga de las velas y el mantenimiento de la cubierta y junto con mis compañeros intentamos hacerlo lo mejor posible. Estoy destinado en el palo Mayor Popel y siempre que tengo la oportunidad subo a realizar trabajos en altura. Una de las mejores sensaciones que se pueden experimentar a bordo es la de libertad cuando se está en alta mar y te subes a los palos. Me gusta mucho disfrutar de los ortos y ocasos desde las alturas y deleitarme con paisajes espectaculares como han sido los que hemos disfrutado en los canales patagónicos.


En definitiva, es vivir la vida a 50 metros de altura, en donde somos conscientes que no podemos cometer errores. Como una medida básica de seguridad, siempre que subimos a la jarcia, nos ponemos un arnés que nos protege de una caída en altura.


El trabajo del personal de maniobra en un buque velero como el Juan Sebastián de Elcano es demandante, ya que requiere esfuerzo físico y está sometido a las inclemencias del tiempo. En el Estrecho de Magallanes, las condiciones meteorológicas adversas complican el trabajo, especialmente por la noche en que la sensación térmica era muy baja.


Una de las cosas que más me atrae de mi trabajo es que el compañerismos lo sentimos muy cercano, ya que todas nuestras tareas requieren un trabajo en equipo y sincronizado, dirigido con un lenguaje muy peculiar como son los silbidos de los chifles de los contramaestres. Experimentas la verdadera dimensión de la frase la “unión hace la fuerza”.


La navegación entre Talcahuano y el Callao ha sido íntegramente a vela y estamos navegando con prácticamente todo el aparejo. La última vela que hemos dado ha sido el trinquete cruz que la hemos envergado esta mañana y ya se encuentra dada y operando a pleno rendimiento.


Me siento muy apoyado y valorado por mis superiores. Creo que mis mandos tienen confianza en mí lo que me permite sentirme realizado y me mantiene motivado a la hora de trabajar y participar en las maniobras.


He pedido el curso de aptitud de submarinos y la verdad es que me haría mucha ilusión que me lo dieran. Sé que es un curso muy cotizado y es bastante complicado que me lo den, pero tengo la esperanza de conseguirlo. El mundo submarino siempre me ha apasionado y creo que esta es una oportunidad única para especializarme.


Estoy estudiando para presentarme a la escala de Suboficiales. Es la primera vez que estudio para hacerlo y he empezado por las asignaturas de física y matemáticas.


Esta semana se han programado a bordo unas conferencias online de ciberdefensa para concienciar a la dotación del riesgo que existe cuando se hace un uso indebido de las tecnologías y las redes sociales. Cuando se navega por internet toda precaución es poca y está bien tener algunas nociones sobre cómo protegerte de ataques virtuales.


Ya se empieza a notar una subida en las temperaturas a medida que nos vamos acercando al Ecuador. La verdad es que con el buen tiempo la vida en cubierta florece y la gente tiende a pasar más tiempo de ocio en exteriores, lo que le da vitalidad al barco.


Echo mucho de menos a mi hermana, a mi madre y a mi abuela. Mi abuela me regaló antes de partir de España una estampa de la Virgen del Carmen que llevo siempre conmigo en el bolsillo y me ayuda a sobrellevar los momentos más complicados. Desde el Océano Pacífico quería mandarles un gran abrazo a las tres.



Vida a bordo, 28 de octubre de 2020

Buenos días a todos, mi nombre es Juan Carlos Bellas y soy Oficial del Juan Sebastián de Elcano. Mi empleo es el de Teniente de Navío y actualmente ocupo el puesto de jefe del Servicio de Energía y propulsión del buque. Tras haber realizado la especialidad complementaria de Máquinas me fui destinado al LHD “Juan Carlos I” donde serví como Oficial de Seguridad Interior. Tras mi paso por el “JC1” vine a B/E “Juan Sebastián de Elcano”. Este es mi segundo año a bordo del buque y el primero como Jefe de Máquinas. El año pasado fui Oficial de Electrónica y Meteorología.

Soy de Cartagena y vivo en Jerez. Estoy casado y tengo 3 hijos. Esta navegación es especialmente dura para mí en el ámbito familiar ya que echo mucho de menos a mi mujer, a mis dos hijas y a mi hijo recién nacido. Aun así, mantengo buen ánimo ya que como marino estoy acostumbrado a las largas estancias y permanencias en la mar como consecuencia de mi profesión.

Mis guardias a bordo del buque las realizo como Comandante de la Guardia de la 3ª vigilancia de mar. Es un verdadero lujo poder disfrutar de la travesía por los canales patagónicos, donde hemos tenido la oportunidad de deleitarnos con paisajes espectaculares. Además de lo anterior, en esta semana hemos tenido una actividad frenética a bordo del barco ya que hemos participado en los actos conmemorativos del V centenario del descubrimiento del Estrecho de Magallanes.

El descubrimiento de este paso fue una de las hazañas marítimas más importantes de todos los tiempos y permitió demostrar que los océanos Pacífico y Atlántico estaban unidos formado un único mar continuo que posteriormente daría como resultado la primera globalización de La Tierra. De los actos conmemorativos destacaría el recibimiento de la Armada Chilena a nuestro buque cuando embocamos la entrada oriental del estrecho, el saludo a la plaza de Punta Arenas con los cañonazos, el Saludo Naval a la Fragata chilena “Williams” y los actos conmemorativos presididos por el presidente de Chile una vez atracamos en Punta Arenas.

Durante esta semana, en el destino de máquinas hemos tenido que lidiar con algunos contratiempos que finalmente se han solventado. Debido a una avería en la planta potabilizadora de agua ha habido que racionar el consumo de la misma. Finalmente, gracias a las reparaciones efectuadas en el puerto de Punta Arenas, hemos conseguido dejar operativas las dos plantas osmotizadoras y ya nos encontramos con las mismas a pleno rendimiento.

Como punto negativo a remarcar, si es que lo hay, diría que es el frío y la baja sensación térmica, así como fuertes vientos, lluvia y otras inclemencias meteorológicas que hacen de las guardias en el Puente de Gobierno una aventura más incómoda de lo normal. Al estar a la intemperie procuramos abrigarnos bien, sobre todo por la noche donde las temperaturas bajan hasta los 0ºC.

Durante esta semana disfrutamos de la primera bajada a tierra durante nuestra estancia en Puerto Harris (Isla de Dawson). Gracias a la Armada chilena y a la guarnición de la isla que habita allí, pudimos disfrutar de un pabellón donde hacer deporte y degustar un fabuloso “Cordero Magallánico”. La verdad es que fue un día increíble y la dotación lo agradeció muchísimo debido a que llevábamos más de dos meses sin pisar tierra firme.

    

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