La Historia de los pueblos y de las épocas obedece a circunstancias que la determinan y a los impulsos que le dan forma. Dentro de este concepto fundamental, la Armada, como parte esencial de dicha Historia tiene un legado de gloriosas tradiciones que pertenece al pueblo español que siempre lo ha recibido con honra. Por la mar descubrimos medio mundo y España fue grande cuando vivió su propia historia con una conciencia marítima decisiva y cierta.
Nacimiento de la Marina española. Unión de Castilla y AragónLa Armada, heredera de las marinas de Castilla y de Aragón es una de las más antiguas del mundo. Efectivamente, los reinados de Jaime I el Conquistador de Aragón (1213) y de Fernando III el Santo de Castilla (1217) marcan el comienzo de los grandes hechos navales hispánicos del siglo XIII.
La unión de Cataluña y de Aragón hizo de este reino una potencia marítima, que dominaba el Mediterráneo occidental y reconquistaba las Baleares y Valencia que, junto a otras expediciones exitosas, sirvieron de poderoso estímulo para el desarrollo de la Marina, con una proyección marítima secundada que fue continuada por su hijo Pedro III el Grande, que llevó orgullosamente sus armas al exterior conquistando el reino de Sicilia en 1282 y nombrando a Roger de Lauria primer almirante, iniciando la expansión aragonesa por el Mediterráneo.
Durante el reinado de Fernando III una flota castellana al mando del primer almirante de Castilla Ramón Bonifaz se adentra por el Guadalquivir, rompe las cadenas que cierran el puerto y conquista Sevilla en 1248, se inicia entonces la expansión castellana por el Atlántico con la expedición a las Canarias y se impulsa de nuevo la guerra de la Reconquista. Este impulso marítimo castellano, tras Fernando III se prolongará con Alfonso X el Sabio, creador de atarazanas en el arenal sevillano, más tarde ramificadas en Castro Urdiales y Santander, y sentó las bases de lo que habría de ser la ciencia náutica.
En todos estos años destacaron como almirante y señores de la mar: por Castilla Pero Niño, Jofre Tenorio, Sánchez Tovar y Martínez de la Fe y por Aragón los famosos Roger de Lauria y Roger de Flor y Cabrera.
La historia moderna de la Marina española comienza en los últimos años del siglo XV con la unión de los reinos de Castilla y de Aragón con el reinado de los Reyes Católicos Isabel y Fernando. Tras la conquista de Granada y el descubrimiento de América en 1492 la nueva nación española entra en el siglo XVI dueña de sus destinos y con todos los factores necesarios para ser una potencia naval. La primera gran acción conjunta de las dos armadas tuvo lugar en la conquista de Orán en 1509. Con esta expedición organizada y planificada por el rey Fernando y apoyada financieramente por Castilla da comienzo la presencia española en el norte de África.
En 1535 Carlos I conquista Túnez, Bizerta y La Goleta y en 1541 intenta la toma de Argel con la idea de terminar con los ataques berberiscos, pero la empresa fracasó a consecuencia de un fuerte temporal que se levantó cuando las tropas estaban ya en tierra. También se van a producir importantes hechos destacables como la exploración y conquista de todo un continente, el descubrimiento del océano Pacífico, la primera vuelta al mundo, el descubrimiento y conquista de las islas Filipinas y el establecimiento de las flotas de galeones con escolta de buques de guerra para protegerlos frente a los ataques de la piratería independiente o amparada por otras naciones europeas.
Durante el reinado de Felipe II hay dos acontecimientos navales de primera magnitud y distinto signo. En 1571 una armada combinada con galeras de países cristianos al mando de don Juan de Austria, vence en Lepanto a una poderosa escuadra turca frenando el avance del poderío turco en el Mediterráneo occidental. En 1580 se produjo la unión de los reinos peninsulares de España y Portugal con el importante protagonismo naval de don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, en aquellos momentos el gran marino de España.
En 1588, una impresionante escuadra conocida como La Invencible , intentará invadir Inglaterra, pero los fuertes temporales no hicieron posible la empresa.
Los reinados de los tres últimos Austrias se van a caracterizar por las guerras con los independentistas holandeses y franceses, tanto en Europa como en las Indias y las Filipinas. Los comienzos del declive se inician en el reinado de Felipe III, con Felipe IV hay un leve intento de recuperación, se producen nuevas guerras contra Inglaterra y Francia en la búsqueda de un equilibrio imposible y ya con Carlos II, último rey de la dinastía austriaca, el deterioro de la vida pública española es un hecho evidente cuya consecuencia en la Marina es la pérdida del poder naval, caído en el abandono y la dejación.
Al morir el rey Carlos II sin descendencia en 1700 pugnan por acceder al trono español el archiduque Carlos de Austria y don Felipe de Borbón estallando la llamada Guerra de Sucesión que tras más de 13 años de lucha finaliza con la firma del Tratado de Utrecht, que por un lado consolida a Felipe como rey de España, iniciándose la dinastía borbónica, pero por otro España cede sus posesiones en Italia y los Países Bajos, y pierde Menorca, y la más dolorosa de todas, porque continua hasta nuestros días, Gibraltar. El nuevo rey de España Felipe V inicia una serie de reformas en la Administración española y se hace patente el estado de precariedad de la Armada y de sus estructuras orgánicas. El monarca supo rodearse de personas preparadas que impulsaron la creación de una nueva Armada. La primera reforma, de este gran proyecto, vino de la mano de don José Patiño que impulsó la construcción de los astilleros de Cádiz y Ferrol y de sus arsenales. La política de reconstrucción y de preparación de la Armada comenzada por éste fue continuada por el marqués de la Ensenada. Con esta política naval se pusieron en marcha nuevos planes expansionistas de la Armada y de mejoras en todos los ramos de la administración del Estado. En 1741 cabe destacar la defensa de Cartagena de Indias por Blas de Lezo que derrotó a una poderosa escuadra inglesa al mando del almirante Vernón, que tuvo que retirarse Después de la Política de neutralidad de Fernando VI, el nuevo rey Carlos III, iba a encontrar dificultades para mantener la política de neutralidad impuesta por su hermano ante los pactos familiares con Francia. En 1762 estalló la guerra con Inglaterra, España pierde parte de sus posesiones en América, Florida, Pensacola y la colonia de Sacramento en el Uruguay, aunque esta última se recuperó un año más tarde. A partir de 1779 España declara la guerra a Inglaterra y apoya a los nuevos Estados Unidos de América en su guerra de independencia que finaliza en el año 1783, se recuperan la Florida y Menorca.
Se reanudan las expediciones náuticas y científicas: la de Jorge Juan y Ulloa para la medida del arco de meridiano y comprobar la forma del globo terrestre, Tofiño elabora el Atlas con numerosas cartas náuticas de España, norte de África y de la costa oriental de América del Sur. En la costa noroeste de América, se explora la costa de Alaska alcanzando los 60° de latitud norte, en América del Sur se explora la Patagonia y se cartografía la costa del Pacífico por Malaspina y Bustamante en su viaje científico por los océanos Atlántico y Pacífico entre 1789 y 1794.
El triunfo de la Revolución francesa en 1789 y la ejecución del rey francés Luis XVI en 1793 provocan que se desencadene una guerra contra Francia, en la que España participa aliada con Inglaterra y Holanda y que finaliza con la firma de la Paz de Basilea; en España se produce el ascenso de Manuel Godoy al cargo de ministro de Estado, se produce entonces un cambio de alianzas aliándonos esta vez con Francia y supeditando nuestros intereses estratégicos a los suyos, iniciándose un periodo de guerras con Inglaterra.
También el conflicto produjo a la Armada una crisis tan grave que tardaría años en comenzar su recuperación, cuando el gobierno puso en marcha los programas navales de Ferrándiz y Miranda.
El 17 de febrero de 1915 nace el Arma Submarina al aprobarse la ley Miranda que contemplaba la construcción de 28 submarinos, de los que cuatro debían adquirirse en el extranjero y el resto en España; con la llegada de los cuatro primeros se fue organizando la infraestructura necesaria creándose la Base y la Escuela de Submarinos en Cartagena.
Para dotar a la Armada de capacidad aérea, en 1917 se crea la Aeronáutica Naval y se establecen estaciones principales en Ferrol, Cádiz y Cartagena y secundarias en Mahón y en Vigo. A lo largo de su corta existencia llegó a tener más de 100 aviones en línea de vuelo.
El último hecho que se contempla en esta panorámica, es la actuación de la Armada en el desembarco de Alhucemas en 1925 y de las unidades aéreas navales.
La caída de la Monarquía y el advenimiento de la segunda República transformarán sustancialmente el panorama político español, tras al alzamiento militar del 18 de julio de 1936, estalla en España la Guerra civil que duraría tres años, con dos marinas enfrentadas que producirá un doloroso desgarro de muy difícil recuperación y los difíciles años de la posguerra, serán años de grandes esfuerzos y sacrificios.
Con los diferentes planes y programas navales que desde 1939 a 1960 se conciben o ejecutan y los posteriores tras la firma de los acuerdos de cooperación hispano-norteamericanos de 1953 la Marina revive un nuevo proceso de recuperación técnica y de modernización y comienza una etapa de colaboración con las marinas de los países occidentales que culminan con la plena integración de España en la OTAN en 1986 y en la Unión Europea, dando comienzo a la participación en el cumplimiento de misiones internacionales, que se prolongan hasta los días presentes.
En el siglo XVIII, al estar varias naciones regidos por monarcas pertenecientes a la Casa de Borbón, cuyo color distintivo era el blanco, las banderas de sus buques sólo se diferenciaban por el escudo, lo que era motivo de frecuentes equivocaciones en la mar. Para evitar estos graves inconvenientes el ministro de Marina Valdés propuso una nueva bandera, con los colores rojo y gualda, que fue aprobada por el Rey en Real Decreto de 28 de mayo de 1785. En los años siguientes se extendió su uso a castillos, arsenales, escuelas de la Marina y posteriormente por Real Decreto de 13 de octubre de 1843, se daba unidad a las enseñas adoptándola también como bandera del Ejército, Milicia Nacional y demás dependencias del Estado.
Después de la victoria de Lepanto el 7 de octubre de 1571, se adoptó como patrona de la Marina a Nuestra Señora del Rosario, día de su festividad. La imagen que existía en el convento de Santo Domingo de Cádiz se embarcaba en la flota de galeones (por eso se denominaba la Galeona ) con el ceremonial especial que especificaban las Ordenanzas. Más adelante fue tomando cuerpo el culto oficial a la Virgen del Carmen hasta que por Real Orden de 1901 es declarada Patrona de la Marina, y también de las marinas mercante, deportiva y pesquera. El día 16 de julio en todos los pueblos costeros de España se celebra con gran solemnidad y fervorosas procesiones náuticas su festividad.
Los antiguos batallones de Marina, origen del Cuerpo de Infantería reconocieron por patrono a San Juan Nepomuceno, como se recoge en esta invitación que el 15 de mayo de 1784 hace el Capitán General a don Francisco Jovellanos, y que dice así: “está V.S. convidado por S.E. para asistir a la función de los Batallones de Marina en la iglesia parroquial a San Juan Nepomuceno, Patrono de ellos”.
Los comienzos de la Reconquista fueron exclusivamente terrestres, pues liberada Asturias y elevados a la categoría de reinos los condados de León y Castilla acabarán por unirse definitivamente bajo la corona de Fernando III el Santo que da forma al proyecto de una flota nacional, eficazmente mandada por Ramón de Bonifaz que tras la conquista de Sevilla a través del río Guadalquivir es confirmado como primer almirante de Castilla.