Vida a bordo

Buenos días.

Soy el marinero Pablo Manuel Ameneiro Roel, y a continuación explicaré lo que suele ser uno de mis días navegando en el ‘Cantabria’.

Como norma general, y si no has tenido vigilancia en la madrugada, la jornada empieza a las 07:00 h de la mañana. En mi caso particular, fui a desayunar y a continuación a mi turno de vigilancia que comenzaba a las 08:00 h y acabó a las 14:00 h.

Yo pertenezco al destino de electrónica del BAC ‘Cantabria’, y durante las vigilancias realizamos diversos mantenimientos a los equipos electrónicos del buque, que siendo un barco tan moderno son muchísimos, y además, realizamos ejercicios de guerra electrónica.

Al finalizar la vigilancia comienzan los turnos para la comida en el comedor, y la verdad es que hay un menú variado para cada día de la semana

Por la tarde, después del corto descanso en el que escribo estas líneas acudiré a trabajos. En otro periodo realizamos tareas de mantenimiento rutinarias para el correcto funcionamiento del barco, ejercicios, maniobras para toda la dotación como puede ser un zafarrancho de combate, o para una parte específica, como un ejercicio solo para los que pertenecemos al control de operaciones.

Una vez termine ese turno comienza el tiempo libre o el de descanso en el que cada uno distribuye el tiempo que tiene para entrenar, recuperarse de los trabajos, entre otras cosas. En mi caso realizo una hora de deporte y después descanso para poder estar listo para la próxima vigilancia que tengo, pero eso ya será mañana de madrugada…

Buenas tardes.

Soy el soldado Ionas Aguilera Soto, y pertenezco al equipo operativo de seguridad (EOS) del Tercio de Armada que actualmente está embarcado en el BAC ‘Cantabria’ desplegado con la OTAN en el Mediterráneo.

Dentro del buque nosotros nos encargamos de dar seguridad física tanto en la mar, como en puertos y fondeaderos. Integrados con miembros de la dotación, también formamos parte del Trozo de Visita y Registro (TVR), el cual tiene diversos cometidos, como el registro de buques o recopilación de información de las poblaciones locales

Tras esta breve presentación de que hago a bordo de este buque, voy a explicarles como es el día a día de un miembro del EOS en el ‘Cantabria’.

Comenzamos por la mañana con una sesión de adiestramiento físico militar, para así poder mantener las capacidades para poder afrontar cualquier misión que se nos encomiende. El resto de la mañana tenemos, dependiendo del día, diversas actividades como pueden ser ejercicios de tiro, tanto con las ametralladoras del buque, como con nuestro armamento, adiestramiento de técnicas policiales, adiestramiento en combate o mantenimiento de nuestro equipo y armamento, que debe estar en perfecto estado para su uso.

Tras el parón de actividades para comer, tenemos un pequeño tiempo de ocio, el cual aprovechamos para integrarnos con la dotación, disfrutar de un rato de ocio, o simplemente descansar.

Por la tarde continuamos con las actividades en colaboración con el TVR, adiestrándonos conjuntamente para poder afrontar cualquier escenario posible que se nos pudiera presentar, o aprovechando la presencia a bordo de un helicóptero de la 5ª Escuadrilla hacer ejercicios de fast-rope, y que nuestros tiradores de precisión hagan ejercicios de tiro desde él.

El día estaría a punto de finalizar, la cena y el descanso, pero hoy entro de guardia hasta la media noche apoyando al personal del puente con la vigilancia de nuestro área, cuando termine, a dormir, y mañana será otro día…

Buenos días.

Comienza una nueva singladura a bordo del buque de aprovisionamiento de combate ‘Cantabria’, y desde estas líneas trataremos de contarles como es nuestra vida a bordo durante este despliegue en el mediterráneo con la OTAN.

Soy el teniente de navío Ignacio Grueiro Méndez, y como oficial de información pública del buque coordinaré este espacio para que tengan la visión más amplia posible de como desarrollamos nuestro trabajo y vivimos los 180 hombres y mujeres que componemos la dotación del buque, la unidad aérea embarcada y el equipo operativo de seguridad.

Para empezar y que comprendan un poco nuestra filosofía de trabajo tienen que entender que en un buque de la Armada la disponibilidad es de 24 horas los siete días a la semana durante nuestra estancia en la mar. El buque no duerme nunca y dividido en diferentes áreas, cada una de ellas tiene que ir permanentemente cubierta por personal. Para ello, principalmente nos organizamos en ‘vigilancias’, que son turnos en los que la dotación dividida en 3 grupos releva cada 3 o 4 horas. Pero también hay ocasiones en que necesitamos que todo el personal ocupe sus puestos.

Yo, por ejemplo soy el jefe del subcontrol de navegación, y en las entradas o salidas de puerto, así como al navegar por lugares o circunstancias de especial dificultad, soy el encargado de llevar a cabo la navegación del ‘Cantabria’. Durante esos momentos la concentración es máxima, pues tenemos la responsabilidad de maniobrar con seguridad un barco de 20000 toneladas con una longitud de 174 metros, y además con 8 metros por debajo de la superficie (El ‘Cantabria’ es el segundo barco más grande de la Armada). Para ello, cuento con el apoyo de un profesional equipo de 11 hombres y mujeres que conforman el personal del destino de puente.

Pero además, durante el resto de la navegación, ese equipo se ve incrementado para crear tres grupos de 6 personas. Yo paso a montar mis vigilancias como comandante de la guardia y responsable ante el señor Comandante de todo lo que pasa en el buque, mientras el equipo de navegación en puente pasa a ser liderado por un alférez de navío, al que apoyan un supervisor y cuatro operadores.

Sé que no es fácil hacerse una idea, pero todo ese personal que está de vigilancia, tiene que mantener una atención permanente, pues nuestro trabajo implica la seguridad del resto de compañeros a bordo, del propio buque y sus equipos, y de cumplir la misión que se nos encomiende. Y todo esto lejos de nuestras casas, nuestro entorno y familias, por periodos de meses, y repetido de manera periódica a lo largo de los años. Mucho es lo que nos vamos dejando atrás cada vez que nos hacemos a la mar, pero aunque duele, no hay mayor satisfacción que el deber cumplido.

Nos quedan muchas millas por delante, y mucho bitácora que cubrir. Acompáñenos.