Uno de los grandes objetivos de la política de personal en la Armada, es la armonización de los legítimos intereses de cada uno de sus miembros con los intereses de la Institución.
La consecución de este amplio objetivo, ha sido tradicionalmente una responsabilidad de los Mandos Orgánicos encargados de velar por la moral del personal a sus órdenes. Con independencia del cometido reseñado, también es un compromiso del mando hacer que cada persona se sienta integrada y satisfecha con la función que desempeña, de manera que entre todos se contribuya a la eficacia general de la Armada.
Sin embargo, en una Armada plenamente profesionalizada, las cuestiones de personal presentan nuevos factores y condicionantes que exigen planteamientos adaptados al nuevo modelo. El esfuerzo que se ha llevado a cabo en la última década, ha posibilitado entre otros cambios significativos mejorar la calidad de vida del personal, de forma que las condiciones de vida a bordo de los buques y unidades de tierra hayan alcanzado unos niveles de calidad sin parangón en la Armada. Los logros mencionados, no hubiesen sido posibles, sin un esfuerzo coordinado a todos los niveles en la Armada, donde las Autoridades navales que ejercen el mando directo y la propia Jefatura de Personal han tenido un protagonismo destacado.
Aunque la dirección de este esfuerzo permanente debe ser centralizada, su ejecución y desarrollo debe realizarse en el ámbito local, haciendo frente a la realidad diaria que el personal siente y vive en su localidad de residencia, lugar de destino o base de estacionamiento de su unidad.
Como consecuencia de esta inquietud, se crean los Organismos de Apoyo al Personal (OAP).