Cuaderno de bitácora

XXVI Campaña Antártica y Campaña Investigación ZEEE

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XXVI Campaña Antártica y Campaña Investigación ZEEE
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XXVI Campaña Antártica y Campaña Investigación ZEEE

Comienza la singladura de buen cariz efectuando estacionario con viento flojo del Norte, mar marejadilla, mar de fondo del Sur y buena visibilidad.

Durante estas jornadas en aguas tropicales el número de estaciones de muestreo se multiplican. Esto se debe a que nos encontramos en la región del globo donde los vientos alisios depositan los restos de partículas procedentes de bosques tropicales en el agua; el motivo de ser de esta campaña oceanográfica. El ritmo para investigadores y técnicos es frenético estos días; a la estación de esta madrugada le sigue otra a primera hora de la mañana, y una última durante la noche. En estos muestreos se recogen, además de muestras de agua procedentes de las diferentes corrientes submarinas que se desplazan varios cientos de metros por debajo de la superficie, restos del lecho marino mediante el monocorer. Estas muestras, del mismo modo que se hizo durante el proyecto ANTOM, son filtradas mediante la acción de una bomba de vacío, que retira de ellas todos los sedimentos en suspensión, entre los que se encuentran los numerosos microorganismos y microplásticos que, si bien no proceden directamente de estos incendios forestales, son testigos de la presencia de productos de combustión en el agua, en el caso de los microbios o son el objetivo secundario del proyecto científico. Para la recogida de microorganismos, como ya se indicó en otras páginas de este Cuaderno de Bitácora, también resulta muy útil el empleo de la red bongo, remolcada unos pocos cientos de metros por la popa del “Hespérides” durante apenas 20 minutos.

Pero las muestras no sólo se reducen a sedimentos y agua. En el puente alto se han instalado dos unidades de filtrado de aire, anexas a una veleta y un anemómetro que permiten cuantificar la masa de aire que entra por las aspiraciones de estos equipos. En su interior se encuentran sendas membranas que filtran toda partícula en suspensión del aire y que también reciben una especial atención en esta región, al Sur de Cabo Verde, que es la más interesante para el proyecto. En dos ocasiones cada día, al menos, estas membranas son sustituidas por otras nuevas. Su destino será la cámara congeladora, donde permanecerán a buen recaudo hasta su llegada al laboratorio del ICTA, en Barcelona. Allí serán tratadas con un ácido corrosivo que eliminará todos los elementos orgánicos, purificándolas y permitiendo que únicamente se conserven los metales y moléculas férricas que testifican la presencia de hollín y productos de combustión.

Afanado más que nunca en estas tareas científicas, el “Hespérides” navega, ahora más lentamente, a rumbo Norte, en el penúltimo domingo que el buque pasará en la mar antes de la conclusión de su XXVI Campaña Antártica.

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza la singladura de buen cariz efectuando estacionario para calado de CTD en aguas ecuatoriales con viento flojo del N, mar marejadilla, mar de fondo del sur, cielo cubierto, chubascos y buena visibildad.

Durante varias horas se cala la roseta y del monocorer. La estación, que comenzó durante la noche de ayer, se ha prolongado hasta la madrugada del día 7. La versatilidad de la maniobra conjunta CTD-monocorer permite que, con el arriado de un único instrumento científico, se recojan muestras de agua y de sedimento marino, aunque en una cantidad muy reducida de este último.

En torno a las 3 de la madrugada se recoge la maniobra de nuevo a bordo con su preciada carga, y se reanuda el tránsito a rumbo Norte. Tras cruzar el Ecuador durante la tarde de ayer, el “Hespérides” alcanza la zona de calma ecuatorial. Esta estrecha franja geográfica, donde los alisios del Hemisferio Norte se encuentran con los del hemisferio Sur, se caracteriza por los vientos extremadamente débiles o, directamente, inexistentes. No en vano, esta región era temida por los navegantes de antaño ya que traía aparejados días, o hasta semanas, clavados en el sitio. La calma ecuatorial, al igual que sucede con la mayoría de regiones meteorológicas, no se corresponde exactamente con las regiones geográficas homónimas sino que se ve algo desviada de su emplazamiento nominal a causa de las corrientes marinas y las masas continentales.

No es solo calma chicha lo que el Ecuador trae consigo. La ausencia de masas de aire en desplazamiento horizontal, combinada con la alta temperatura del agua y la inclemente incidencia de los rayos solares provoca la aparición de grandes movimientos convectivos. Estos rápidos desplazamientos verticales de grandes masas de aire cálido y húmedo provocan la formación de grandes nubes de desarrollo vertical y cumuliformes que descargan frecuentemente en forma de chubascos muy copiosos. Este es el motivo por el que las masas continentales atravesadas por el Ecuador se encuentran cubiertas de un espeso dosel selvático. Uno de estos descarga copiosamente durante la guardia de alba, reduciendo la visibilidad a unos escasos metros.

El viento se va levantando, perezoso, a medida que transitamos hacia el Norte. Son estos días de intenso bochorno, debido a la gran humedad relativa que contiene el aire y al viento en calma.

A última hora de la tarde da comienzo la siguiente estación de muestreo, un nuevo estacionario para arriar el CTD a 3000 metros de profundidad, que concluye apenas hora y media antes de la medianoche.

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza la singladura navegando al rumbo noroeste con viento bonancible moderado del sureste, mar marejadilla combinada, cielos cubiertos, chubascos ocasionales y buena visiilidad.

Durante las primeras horas de la madrugada se realiza el último muestreo de la Campaña Antártica en el hemisferio Austral. Durante las últimas jornadas, desde que comenzamos a transitar a rumbo Norte, la frecuencia de las estaciones de muestreo se ha duplicado a, por lo menos, una al día. El motivo es que estas mediciones a distintas latitudes son fundamentales para el objetivo de la campaña, ya que son el testigo de la procedencia de las cenizas volcánicas procedentes de los bosques africanos en estas latitudes. La estación de esta noche comienza poco antes de las doce y termina en torno a las tres de la madrugada con la recogida de la red bongo. Aunque sea por puro azar, a excepción de la primera estación del proyecto, todos los muestreos están teniendo lugar a horas intempestivas.

Apenas han pasado las 1000h de la mañana cuando la megafonía anuncia lo que todos esperábamos para la jornada de hoy: el “Hespérides” ha vuelto al hemisferio Norte, tras 131 días en el Hemisferio Austral y más de 18.000 millas náuticas navegadas desde su salida de Cartagena. El visitante más esperado de la jornada no se hace de rogar. El CB1 Salvador, ataviado con la corona y tridente que le reconocen como Neptuno, junto con su séquito de ninfas, tritones y negros toman el control del puente de gobierno de manos del Señor Comandante por segunda vez en la presente Campaña. Como hace unos meses, los nuevos neófitos – personal científico y técnico y unos pocos miembros de la dotación que volaron hasta Mar del Plata o Ushuaia -, comparecen en castillo para su bautismo en las “cristalinas” aguas que el dios ha reservado para ellos. Tras pagar el debido tributo a Neptuno y aplacar sus iras, se organiza una paella en cubierta de vuelo con la que disfrutar de un momento de asueto -y un campeonato de futbolín-, pese a los copiosos chubascos, típicos de estas latitudes, que desfogan sobre la cubierta de vuelo durante toda la tarde.

No obstante, a diferencia del tránsito en demanda de Mar del Plata, cuando no había actividad científica a bordo, la celebración del paso del Ecuador debe interrumpirse a media tarde por la llegada a una nueva estación de muestreo. Este emplazamiento, designado sobre una elevación submarina de 3900 metros de sonda, busca conseguir sedimentos del lecho oceánico con el box corer. En torno a las 10 de la noche, se comienza a filar cable de una maniobra que aún se prolongará varias horas más en la madrugada, la primera en la mitad norte del globo en un camino que, al fin, nos acerca un poco más de vuelta a casa.

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza la singladura de buen cariz efectuando estacionario para largado de equipamiento científico con viento fresquito del sureste, mar marejada con mar de fondo de dicha componente, cielo despejado y buena visibilidad.

Pocos minutos antes de finalizar la singladura correspondiente al día cuatro de mayo se alcanzaba la sonda de 4000 metros, ideal para hacer la nueva estación de toma de muestras. Así, las primeras cuatro horas de la madrugada del nuevo día están consagradas al arriado del CTD-roseta, ese conjunto de botellas regulable que recoge muestras de agua a diferente profundidad y que lleva anexo, descolgado de un cabo unos metros por debajo de él un dispositivo cilíndrico hueco llamado monocorer. La función de este último es recoger una pequeña cantidad de sedimento marino, al estilo del box corer, pero en una cantidad muy testimonial. Una vez recuperado el CTD, tras las cerca de tres horas que se tarda en largar y recoger más de 4 km de cable.

Para que estos instrumentos de muestreo puedan descender verticalmente y recoger muestras de la misma columna vertical de agua, caso del CTD, o clavarse en el lecho marino y hacerse con muestra, caso del monocorer y del box corer, es fundamental que el “Hespérides” se mantenga estático en su posición frente a viento y marea. A esta maniobra es a la que se conoce con el nombre de estacionario, y es una de las características más especiales que tiene el modo de propulsión de este buque. El “Hespérides” cuenta con una sola hélice, pero está equipado con dos timones Schilling Vectwin capaces de girar más de 140 grados independientemente. Esto permite que, accionados mediante un joystick desde el puente impriman inercias al buque que pueden llegar a dar atrás, con el sólo movimiento de las palas, sin alterar el sentido de giro de la hélice. De esta forma, el “Hespérides” puede, además de caer a babor y estribor dando avante, como cualquier otro buque normal, dar atrás muy velozmente, meter la popa a babor o estribor o ciabogar hacia cualquier banda con gran facilidad. A esta capacidad de gobierno con la propulsión principal, se suma el impulso que le añade una hélice empujadora en la proa del buque, que le permite corregir la tendencia de la proa rápidamente. Así, con estos dos métodos de gobierno el “Hespérides” trata de compensar el efecto del oleaje y del viento, este último muy acusado sobre la gran superestructura del buque, una auténtica vela que bien puede empujar o realentizar notablemente la marcha según la dirección desde la que sople el viento. Buscando que el sumatorio de estas tres fuerzas sea cero, se trata de permanecer lo más estático posible durante todo el periodo que dure el estacionario.

Tras recoger la roseta, se remolca la red bongo, en esta ocasión, aproado al viento a unos escasos dos nudos de velocidad. En torno a las cuatro de la mañana, finalizada la estación, el “Hespérides” pone rumbo Norte de nuevo, en demanda del nuevo punto de muestreo.

Esta será la última singladura que transcurra al completo en aguas del Hemisferio Austral de la XXVI Campaña Antártica, ya que, al ponerse el sol, una de las ninfas del rey Neptuno se deja caer por el puente de gobierno, anunciando su venida al día siguiente. Aunque no es habitual recibir al dios latino de los mares dos veces en la misma campaña, la noticia de que el “Hespérides” trae un nuevo grupo de neófitos que no estaban presentes en el primer cruce no pasa desapercibida para Neptuno, quien no está dispuesto a dejarles pasar sin cobrarse su tributo.

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza la singladura de buen cariz navegando en demanda de la cuarta estación de muestras del proyecto PYROWIND con viento fresquito del SE, marejada combinada con mar de fondo de dicha componente, cielo despejado y buena visibilidad.

Segunda singladura navegando definitivamente hacia el Norte, tras arrumbar al 021º tras la última estación de toma de muestras. Durante la madrugada, se hace el antepenúltimo cambio de hora de nuestro tránsito de regreso, pasando a tener dos horas de diferencia con España. Nos encontramos en el huso horario “Z”, el conocido como Tiempo Universal Coordinado (UTC) por ser la referencia mundial al corresponderse con el meridiano de Greenwich. Este huso horario es, en invierno, el empleado por las naciones británicas, Portugal y las islas Canarias. Sin embargo, durante el periodo estival, Dinamarca e Islandia son las únicas naciones que mantienen el huso horario estándar.

Con este nuevo cambio de hora, el ocaso tiene lugar en torno a las 19h. Tres horas después, se alcanza el punto previsto para la estación de muestreo y se larga el CTD al agua.

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza la singladura de buen cariz navegando por aguas del Océano Atlántico a rumbo Este con viento bonancible moderado del ESE, mar marejada combinada con mar de fondo, cielos despejados y buena visibilidad.

Comienza la singladura con una leve mejoría de las condiciones meteorológicas respecto a la jornada anterior. Con las luces del crepúsculo, en torno a dos horas antes del despuntar del alba, se arriba a la cuarta estación de muestreo del proyecto PYROWIND. Así, se arría la roseta a 4.000 metros de profundidad, recogiéndose a bordo con las primeras luces del día. La nueva maniobra científica que se despliega hoy son las redes conocidas como bongo, dos mallas sobre un molde circular que se despliegan por el pórtico de popa y recogen muestras minúsculas a varios metros de profundidad. Estas redes, que se despliegan hasta 600 metros por popa, tienen un tiempo de despliegue mucho menor que el box corer de jornadas anteriores.

En torno a las 0900h de la mañana termina la estación y el Hespérides, por fin, arrumba al Norte en demanda de la cuarta estación de muestreo del proyecto. En estas latitudes ecuatoriales, el termómetro de agua marina marca más de 25º C de temperatura, 27 más de los que teníamos en zona antártica. Además de la corriente de arrastre que frena al buque, a la que referíamos en el cuaderno de bitácora de ayer, esta temperatura de agua dificulta de manera considerable la refrigeración de los motores, alimentada con agua marina. Un gran hándicap en la capacidad de propulsión de unos motores que llevan ya más de 18.000 millas náuticas navegadas en esta campaña. Afortunadamente, en nuestra caída hacia el Norte, los vientos alisios del ESE comenzarán a entrarnos de través, lo que permitirá al buque aumentar su velocidad de avance de manera muy notable.

En torno a las 1500h de la tarde, pasamos durante uno de los puntos más próximos a tierra de este tránsito, a 124 millas de isla Ascensión. Este islote a medio camino entre África y Sudamérica perteneciente al territorio británico de Ultramar de Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña. Descubierta por la expedición de Alvares Cabral a la India que también recaló en Brasil, su ocupación por Gran Bretaña está muy ligada con el exilio forzoso al que sometieron a Napoleón Bonaparte en Santa Elena. Tal era la obsesión que tenían los británicos con una posible expedición de rescate para el emperador corso que decidieron establecer una guarnición militar en Ascensión para evitar que la isla fuese empleada como base avanzada.

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza la singladura de buen cariz navegando por aguas del Océano Atlántico a rumbo Este con viento fresquito del ESE, mar marejada combinada con mar de fondo, cielos despejados y buena visibilidad.

El primer lunes de mayo comienza con buen andar a pesar de los alisios y la corriente de arrastre que demora el andar del “Hespérides” en algo más de un nudo de velocidad. Este fenómeno, viejo conocido de nuestras singladuras en demanda de Salvador, se produce cuando existe un viento dominante sobre una gran extensión de mar, que son los alisios, en este caso. Si éste no tiene una intensidad suficientemente acusada como para provocar oleaje, induce por fricción una corriente sobre la masa de agua superficial.

Durante la mañana de esta jornada, en la que no se prevé la realización de estaciones de muestreo, se emplea para impartir una conferencia sobre Primeros Auxilios y Reanimación Cardiopulmonar por parte del Servicio de Sanidad de a bordo: el teniente coronel médico Marcos Fernández-Gayol y el capitán Juan Francisco Gosálbez. La exposición versó, en primer lugar, sobre conducta de actuación ante accidentes, -el famoso acrónimo PAS; Proteger Avisar Socorrer-, y los procedimientos para realizar un masaje cardiopulmonar o una maniobra de Heimlich. Esas charlas se imparten de manera periódica en todos los buques de la Armada con idea de recordar unas normas de actuación que, llegado el caso, salvan vidas. Además de todas las situaciones cotidianas en las que uno de estos accidentes pueden hacer necesaria una de estas intervenciones, en un barco -máxime en uno militar- hay que tener en cuenta otras situaciones de riesgo potenciales, como el trabajo con cuadros eléctricos, el desplazamiento de cargas sobre cubierta o la propia acción del enemigo.

No podemos dejar pasar esta jornada sin recordar la hazaña protagonizada por los capitanes Luis Daoiz, Pedro Velarde y el teniente Jacinto Ruiz quienes, durante esta jornada, defendieron el Parque de Artillería de Monteleón comandando a un grupo de paisanos y militares madrileños en lo que fue la primera insurrección armada contra el invasor francés. Hoy, la plaza del Dos de Mayo se levanta en el antiguo emplazamiento de este cuartel, conmemorando la efeméride que es el festivo regional de la Comunidad de Madrid, pero que está escrito con letras de oro en la Historia de España.

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza primera singladura del mes de mayo de buen cariz navegando por aguas del Océano Atlántico a rumbo 084º en demanda de la segunda estación de muestreo del proyecto PYROWIND con viento bonancible moderado del ESE, mar marejadilla, mar de fondo del ESE, despejados y buena visibilidad.

Inauguramos el mes de mayo, mes de las flores, de la Virgen María y último de la XXVI Campaña Antártica con la segunda estación de toma de muestras del proyecto PYROWIND. Durante la madrugad del día de hoy, tras confirmar que navegamos sobre sondas mayores a los 5000 metros, el BIO “Hespérides” se detiene en torno a las 0400h para largar el CTD-roseta por su pórtico telescópico de estribor para recoger muestras de agua marina. Durante cuatro horas se permanece en estacionario, compensando las fuerzas de viento y mar para que el buque permanezca en la misma posición a fin de que el CTD sea capaz de adquirir sus muestras de agua, desde la superficie hasta profundidades mayores de 5.500 metros.

Poco antes del largado del instrumento oceanográfico se realiza el segundo cambio de hora que acerca nuestros relojes una hora más al horario español. El primero de los cinco previstos se llevó a cabo en el mismo momento de salir de Salvador de Bahía. En este país el sol se pone en torno a las 5 de la tarde, demasiado temprano para los hábitos españoles. Apenas cinco días después de comenzar nuestro tránsito, se lleva a cabo el paso del huso horario “Óscar” al “November”, compaginando nuestros relojes con nuestra navegación al Este, que adelanta entre diez y quince minutos al día la hora de salida y puesta del sol.

Para las nueve de la mañana, la estación de muestreo ya ha finalizado. Al consistir únicamente en el arriado de la roseta, sin tomarse sedimentos del fondo con el box corer la maniobra es mucho más corta que hace 48 horas. El resto del domingo transcurre sin mayor sobresalto, aunque según avanza la tarde el viento salta por encima de los 20 nudos, haciendo aumentar el tamaño de la ola por encima del metro y medio de amplitud.

Aunque estemos lejos de casa, no dejamos pasar este domingo, primero de mayo, sin acordarnos de todas nuestras madres. Como os hemos hecho saber con nuestras llamadas telefónicas y mensajes, os echamos de menos y nos acordamos mucho de vosotras cuando estemos en la mar. Para todas, ¡Muchas felicidades!

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza la singladura de buen cariz navegando a rumbo general 084 con viento bonancible moderado del este, mar marejada combinada con mar de fondo de dicha componente y buena visibilidad.

Continúa el tránsito por aguas del Atlántico Sur en demanda de la segunda estación de muestreo del proyecto PYROWIND sin grandes novedades respecto a las jornadas anteriores. Desde hace un par de días que no avistamos ningún otro buque, pues navegamos lejos de las rutas de tráfico comerciales que atraviesan el Océano Atlántico uniendo los puertos europeos con aquellos de EEUU o de Latinoamérica más al Norte de nuestra derrota. Tampoco nos cruzamos por aquí con las rutas que doblan el Cabo de Buena Esperanza en demanda de América ya que la mayoría de estas recala en el Caribe navegando bastantes millas más al Sur de nuestra latitud. Las sondas superiores a 5.000 metros tampoco atraen a los buques de pesca.

Aunque el punto más alejado de costa del Océano Atlántico se encuentra muchas más millas al Norte, por él transitan anualmente miles de buques mercantes conectando los puertos de Europa con el Caribe. El propio Cristóbal Colón pasó muy cerca de él durante la expedición del Descubrimiento. Aquí, aunque estamos relativamente próximos a pequeños islotes como isla Ascensión, el aislamiento en que nos encontramos nos hace sentirnos pequeños ante la inmensidad del mar. No en vano, cerca de aquí se encuentra el célebre y remoto islote de Santa Elena, donde Napoleón Bonaparte terminó sus días exiliado por imperativo británico en un lugar al que ningún buque pudiese llegar accidentalmente para devolver al Emperador de Francia al continente europeo.

Como curiosidad, en lo que a lugares aislados se refiere, el lugar más alejado de costa del planeta se conoce como Punto Nemo. Este emplazamiento se halla en el Océano Pacífico Sur, y la masa continental más próxima a él es la Antártida, distante del mismo más de 1400 millas náuticas (unos 2700 km). Por su inaccesibilidad, profundidad y escasez de vida marina en él -aunque la literatura fantástica sitúe aquí la residencia de temibles monstruos marinos- es el punto escogido como cementerio de naves espaciales donde acabaron su servicio en órbita numerosos vehículos estelares, como la célebre estación rusa MIR.

Rinde la singladura sin más novedad.

Comienza la singladura de buen cariz navegando a rumbo este con viento bonancible moderado del ESE, mar marejada, cielo despejado y buena visibilidad.

Tras reembarcar la última de las maniobras científicas a primera hora de la madrugada, el “Hespérides” reanuda su marcha a rumbo 084º en demanda del siguiente punto de muestreo de esta campaña científica. Este rumbo está cerca de 380 millas náuticas a levante del anterior, al que se arribará, previsiblemente, durante la madrugada del primero de mayo.

Navegar con estos cielos despejados en latitudes tan próximas al Ecuador nos permiten volver a contemplar el cielo nocturno, un cielo que, después de tantos meses internos en el Hemisferio Austral, vuelve a resultarnos familiar. Aunque la guía nocturna de todo navegante; la Estrella Polar, no se dejará ver hasta el mismo Ecuador, ya se empieza a distinguir una de las constelaciones reinas del Hemisferio Boreal: la Osa Mayor. En concreto, la agrupación de estrellas de esta constelación conocida con el nombre de “el carro” se distingue perfectamente varios grados elevada sobre el horizonte nocturno por nuestro costado de babor. De esta constelación, la alineación de las estrellas que conforman el límite posterior del carro, Dubhe y Merak, es una de las principales guías para encontrar la Estrella Polar, marca cardinal inequívoca del Polo Norte celeste. En resumen, estas son las estrellas que, lentamente, nos indican el camino de vuelta a casa.

Rinde la singladura sin más novedad

    

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